Restaurante típico de la huerta, antigua venta totalmente rehabilitada, pero que aún te transporta a aquellos años en los cuales paseaban los carros tirados por burros ó caballos que se dirigían a arar la huerta.
En la puerta se respira ese aroma a tierra y a campo, a cultivo, tomates, alcachofas, lechugas, coliflores, colores y aromas que sólo podemos apreciar en este tipo de sitios.
Comida con una materia prima espectacular.
A destacar, sus croquetas de bacalao, sus caracoles avellanencs sus verduras , exquisitas anchoas, pescados frescos de lonja todos los días y sobre todo sus arroces, me pierdo por esos arroces en especial el de Arroç en Fesols i Naps un arroz caldoso muy típico de la zona.
Los arroces secos y los melosos los bordan.
Además tienen una bodega IMPRESIONANTE, dejaros aconsejar por el chico que está en sala, el propietario vamos, Pepe tiene una carta espectacular.
En resumen, un sitio muy muy recomendable que no debéis perderos.
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