Si buscáis u npueblo tranquilo y con lugares para pasear habéis llegado al lugar perfecto. Nada más salir de los apartamentos tienes una vía de tierra que te lleva por un precioso cañón en el que raro será que veas algún ser humano y donde encontrarás corzos, buitres, cabras montesas y alimoches. Alejado de la civilización, el pueblo de Megina no tiene ni tienda ni restaurantes, como tampoco tienen los alojamientos, así que llevad todo lo que necesitéis. La wifi iba más bien regular y el móvil no tenía cobertura. Los apartamentos (nosotros estuvimos en uno de tres habitaciones, con terraza con vistas al monte) son espaciosos, están muy limpios de suciedad y bichos (lo que no es habitual en un lugar tan rural) y están bastante bien insonorizados unos de otros. Porque ruido de la calle no vas a encontrar: es la última edificación del pueblo y más alla no hay nada más que campo. La calefacción funcionaba de maravilla y todo en la cocina estaba correcto. Eso sí, el agua del grifo sabía bastante mal, así que podéis llevar de casa o bien cogerla en la fuente del pueblo, a unos 200 metros. Tienen una barbacoa de uso común y un edificio anexo, que era un antiguo bar, en el que se puede preparar una buena comilona. Si tuviera que decir algo malo sería que las camas no me parecieron especialmente cómodas, pero lo demás estaba a la...Si buscáis u npueblo tranquilo y con lugares para pasear habéis llegado al lugar perfecto. Nada más salir de los apartamentos tienes una vía de tierra que te lleva por un precioso cañón en el que raro será que veas algún ser humano y donde encontrarás corzos, buitres, cabras montesas y alimoches.

Alejado de la civilización, el pueblo de Megina no tiene ni tienda ni restaurantes, como tampoco tienen los alojamientos, así que llevad todo lo que necesitéis. La wifi iba más bien regular y el móvil no tenía cobertura. Los apartamentos (nosotros estuvimos en uno de tres habitaciones, con terraza con vistas al monte) son espaciosos, están muy limpios de suciedad y bichos (lo que no es habitual en un lugar tan rural) y están bastante bien insonorizados unos de otros. Porque ruido de la calle no vas a encontrar: es la última edificación del pueblo y más alla no hay nada más que campo. La calefacción funcionaba de maravilla y todo en la cocina estaba correcto. Eso sí, el agua del grifo sabía bastante mal, así que podéis llevar de casa o bien cogerla en la fuente del pueblo, a unos 200 metros.

Tienen una barbacoa de uso común y un edificio anexo, que era un antiguo bar, en el que se puede preparar una buena comilona.

Si tuviera que decir algo malo sería que las camas no me parecieron especialmente cómodas, pero lo demás estaba a la altura de las expectativas.Más