Estuve con la familia en el restaurante. No nos alojamos en el hotel.
El comedor está muy bien decorado con herramientas de trabajo antiguas. Todo en piedra y con chimenea. Muy agradable, la verdad.
Habíamos reservado con antelación cordero. Pedimos una ensalada de bonito (una ración bastante grande diría yo) y croquetas de boletus caramelizado y de jamón. Un poco dulces para mi gusto, pero es que eran caramelizadas 😃.
El cordero estaba bueno (aunque reconozco que los he comido mejores), nos sobró bastante (era mucho para 3. Raciones grandes)y mi hija pidió un solomillo que estaba fabuloso.
La torrija de postre buenísima, aunque como no nos gusta el helado de turrón le pedimos que nos la sirvieran el helado de la torrija de otro sabor y ningún problema.
Nos ofrecieron sin preguntar la opción de llevarnos lo que sobró de la comida a casa.
Trato agradable, preocupándose por si estábamos bien atendidos y nos había gustado todo. Tanto camareros como, el que entiendo, era el dueño.
En definitiva, sitio para repetir. Tanto si vas con amigos, como en familia, merece la pena. Es un sitio bonito y Torija, merece la pena una visita.