Desde que llegamos, todo pintaba genial, unos corzos nos dieron la bienvenida por la carretera. Tras tener una avería en el coche, a Ricardo le faltó tiempo para ayudarnos a resolverlo y además, transmitirnos calma.Un súper anfitrión, el cual de camino al establecimiento, se preocupó en hacer un par de paradas para darnos explicaciones sobre cómo movernos por el pueblo además de sugerirnos anteriormente de dónde poder comprar pan y demás , excursiones, etc. Muy atento, nos enseñó todo el complejo con todo tipo de información. Muy concienciado con las medidas de seguridad e higiene del covid.
El loft precioso, camas cómodas, sofá amplio, ducha con vistas impresionantes a los campos manchegos y una amplia terraza donde desayunar, comer, etc .. Muy limpio y coqueto, se nota que han puesto todo su cariño en este sitio único.Tres piscinas fantásticas, todas tipo infinity pool,y varias terrazas donde descansar en sus tumbonas y tomar el sol desde donde contemplar el horizonte.
Un pueblo tranquilo, con gente muy amable e ideal para desconectar del bullicio. Otro mundo..
Recomendable 100%Más