Muy agradable lugar, de los mejores que hemos estado, cerca de la ciudad y se siente que estás lejos
Jaime es un excelente anfitrión. El lugar es completamente tranquilo y en comunión con la naturaleza. Por la mañana el canto del gallo, ver pastar a los borregos, bajar al arroyo que pasa por allí.... Todo funcionó como planeado. Nosotros traíamos un auto y pudimos estacionarlo en el jardín de manera completamente segura. La cocina amplia, con todos los servicios y con una vista muy agradable al jardín ademas de una salita y muchos libros interesantes sobre viajes y arquitectura sostenible para disfrutar y comentar.
Definitivamente me quedaría aquí otra vez.