El camino para llegar es completamente rústico, piedras, arena, tierra, un poco alejado de la mano de Dios.
Está situado en un valle, un oasis en medio del desierto, la vegetación es bellísima, el lugar es espectacular, un concepto único, en medio de hortalizas y al aire libre, se encuentra el restaurante rodeado de verde por todos lados.
El personal amabilísimo, la música agradable, la comida muy rica, aunque el menú no es muy amplio, el pan dulce es delicioso, muy buen café y los huevos benedictos suculentos!
Tiene un area muy grande de jardines y juegos para los niños.
Es pet friendly.
Muy recomendable si te gusta la comida orgánica y los lugares eclécticos.
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