El hotel esta ubicado en el viejo montreal, cerca de una de las paradas del metro, de la Basilica y de parada de autobuses. Las habitaciones muy cómodas aunque los ruidos de la calle se oian en la habitación. La piscina, muy pequeña y bajita (no nos bañamos en ella por eso). El desayuno (tiene desayuno incluido) muy bueno, pero muy repetitivo, casi no varian aunque hay bastante variedad.Más
- Wifi gratuito
- Restaurante