Nos alojamos en el hotel durante cuatro días. El personal es extraordinariamente amable, y en especial una señorita de recepción que habla un razonable español --nos decía haber estudiado un tiempo en Granada-- y que es de esos empleados que hacen que vuelvas al mismo hotel. Quede constancia por si lo leen sus jefes. La habitación es grande y espaciosa pero... olía a tabaco y no dejó de oler durante toda nuestra estancia. Los servicios son buenos para el estándar francés, pero escasitos para el de nuestros hoteles de cuatro estrellas; no hay minibar en unas habitaciones equipadas hasta con lavaplatos, no hay restaurante ni servicio de habitaciones y el desayuno es monótono y limitado, atendido por una sola persona que no da abasto a reponer lo que se va acabando. La habitación tenía unos ventanales enormes con vistas estupendas... que habrían sido mejores si los cristales hubieran estado limpios. El garaje, que otras opiniones critican, nos pareció sin embargo suficientemente bueno y amplio, aunque al ocupar el hotel sólo parte del total resulta muy limitado de plazas, poco más de una docena. Con todo, nunca nos quedamos sin plaza. Muy bien desde el punto de vista tecnológico; Wifi de buen funcionamiento, y anticipación de la factura por correo electrónico, seguida de la remisión de la factura final por el mismo medio.