Es un pequeño gran hotel. Situado muy cerca del centro.
Nos acomodaron en una habitación a los tres adultos y un niño de dos años (en cuna) tal y como pedimos. La habitación era espaciosa. El baño y el aseo limpios y bien conservados. El aislamiento perfecto, nuestra habitación daba a la calle principal y no escuchamos ni un ruido. En la habitación hay hervidor, cajita con surtido de tés y tazas.
La cuna una maravilla, con juego de toallas especial para la niña y hasta con unas pantuflas para ella. ¡Muchas gracias!
Lo único que personalmente no nos gustó mucho fue el colchón ya que era extremadamente duro para nuestro gusto.
El desayuno perfecto, surtido de cereales, bizcochos, embutidos, fruta... Y muy bien atendido.
El restaurante es precioso y la carta, aunque no es muy extensa tiene cosas muy interesantes y ricas. Muy cómodo si en invierno no apetece salir bajo la nieve a cenar. Aunque cerca del hotel hay varias opciones para comer y cenar.Más
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