Hay que tener verdaderas ganas de conocer el sitio porque no lo ponen fácil. No se reserva y la espera para sentarse en barra o en mesa puede ser de 30 minutos en horas punta. A pesar de ello está siempre lleno por lo que uno entiende que hacen bien las cosas. Esa impresión me llevé. Producto fresco y una cocina de barra clásica con incursiones en lo mejor de cada día en el mercado. Tomé pimientos de padrón, setas a la plancha y unos chicharros fritos. Todo de alto nivel y a buen precio. Con 2/3 vinos y sin postre alrededor de 20 euros. Si quieres paz y no bullicio este no es tu sitio.
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