El alojamiento tiene cierto aire de colegio mayor más que de un apartahotel. De hecho, la noche que estuve alojado, un grupo de jóvenes, por llamarlos de alguna forma, tenían montada una especie de fiesta en la habitación contigua. Estaban en el pasillo bebiendo cerveza y hablando a gritos como si estuvieran en su casa. Tuve que salir a llamarles la atención y luego comunicárselo a recepción. Es cierto que el hotel no tiene culpa en esto, es más, subieron enseguida a decirles que no hicieran ruido, pero de alguna forma la estancia ya no es igual. Aunque está a las afueras, andando llegas al centro en 15 minutos. Las camas son cómodas y el desayuno está bastante bien. A pesar de todo, la relación calidad-precio merece la pena.