En el centro de Salamanca practicamente con todo a cinco minutos andando esta este pequeño hotel. En un edificio perfectamente restaurado con todas las comodidades que puedas desear.
Nosotros estuvimos en una habitación superior, tres personas y nos sobraba espacio.Perfectamente decorada, minibar gratuito repuesto cada dia, camas comodísimas, Baño amplio, con ducha y bañera de hidromasaje.
Desayuno a la carta. Hacen cenas con menú gastronómico los viernes y sábado. Probamos el de Semana Santa y estaba exquisito.
Spa pequeño pero al reservar las horas es muy agradable ya que estas solo con la pareja, tiene un monitor en el que van pasando videos sobre la naturaleza que aun te relajan más.
Solo tiene un defecto, y es que si solicitas un masaje lo hacen en un pequeño reservado con cortinas y si hay alguien utilizando el spa que no sabe que se recomienda no levantar la voz es imposible relajarse para disfrutar del masaje. Esa fué nuestra experiencia, recomendaría que no coincidiera los masajes con la entrada de niños.
Si utilizas el parking te recogen y te traen el coche hasta la puerta todas las veces que lo necesites.
Por lo demás es un hotel con un gran valor añadido que es la amabilidad y profesionalidad de todo su personal que tiene como objetivo "el cliente". Gracias por todos los detalles que tuvieron con nosotros.Más
- Wifi gratuito
- Restaurante