El restaurante está como un poco escondido pero vimos el menú justo al lado de una calle principal y después de buscar un poco por aquí por la página, nos animamos a visitarle.
Nada más llegar, vemos un restaurante bastante bonito donde muy mal tenía que ir la cosa para no salir a gusto. Nos atendió el chef, muy muy agradable en todo momento, tanto para tomarnos nota como por preguntar qué tal iba todo. Ese tipo de detalles que hace que te sientas como en casa, pero sin llegar a ser "plasta" como sucede en otros sitios que se exceden con tanta amabilidad.
De primero pedimos la Sopa Castellana y los Garbanzos con langostinos. Me pondría en un serio aprieto si tengo qué elegir, cuál de los dos estaba más rico, los dos riquísimo. De segundo, presa ibérica y cochinillo. Sí, la presa ibérica estaba muy buena, pero el cochinillo era un paso más, estaba alucinante.
El menú de 18,5 € no incluía postre pero aún así pedimos la Tarta de Queso con chocolate blanco y menos mal que lo hicimos, sino es para arrepentirse.
En resumen, muy buen restaurante, calidad-precio destacable, muy muy buen servicio tanto del Chef como del camarero y buen sitio para probar comida típica.
Da gusto salir de comer tan bien y de que te hagan sentir como en casa. Si vuelvo a pasar por Segovia, ya sé donde hay que repetir.
¿Es propietario o gestiona este establecimiento? Reclame su perfil de forma gratuita para responder a las opiniones, actualizar su perfil y mucho más.