Barcelona está llena de restaurantes italianos que muchas veces de Italia no tienen nada.
La pizza que prepara Luigi te lleva directamente a Nápoles. Los ingredientes son frescos y de alta calidad. La masa se queda fermentando durante varios días (por lo que nos explicó él) y sales de alli sin sentirte el estomago pesado como ocurre de lo contrario en muchos sitios donde se prepara con prisa y mucha levadura y necesitas litros de agua para digerirla. Esta perfecta, finita al centro y bordes altos y cada vez no dejo ni un trozo en el plato, mi parte favorita son justo estos bordes! La pasion por la cocina y por su trabajo llenan los ojos de Luigi que a parte ser excelente cocinero, es muy buena persona. El trato de los camareros es impecable, te miman y te sientes como en casa. El restaurante es elegante y muy bonito, ideal tanto para una cena romantica como para una entre amigos o familiares. Como italiana, lo recomiendo 100%, no os va a decepcionar!
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