Nuestra boda la celebramos en este restaurante, e intentaré hacer una crítica "constructiva", para intentar que mejoren en algunos aspectos. El restaurante es muy bonito, los jardines son preciosos, y la fotografía de los novios en el balcón, rodeados por la buganvilla, es de revista.
Aspectos a mejorar: De segundo plato ( cogimos menú de celebración), el rape al horno era muy mejorable. Estaba muy soso, y muy poco sabroso ( opinión de todos los invitados que cogieron esta opción). En cambio, el cordero a baja temperatura estaba delicioso. Tarta sacher, deliciosa. La ensalada de lentejas frías de entrante, muy mejorable. El jamón serrano no era de la calidad que se espera de este restaurante.
Lo peor de todo: Cuando faltaba media hora para finalizar la boda, en la que había música y baile ( en nuestra boda contratamos el DJ que propuso el restaurante), un camarero ya vino con prisas trayendo la cuenta ( solo quedaba un resto, ya habíamos transferido un importe elevado hacía días), pero cuando quedaban 10 minutos para finalizar el baile, se negaron rotundamente a servir ninguna copa a ningún invitado ( habiendo acordado con el restaurante previamente que no cogíamos barra libre, pero que pagaríamos todas las copas que tomaran los invitados). Prisas y más prisas al final, vigilándonos para que dejáramos libre el salón, con malas caras, rayando en la impertinencia, por parte del servicio. No es normal tan poca empatía en una boda de 43 invitados, no hablamos de una comida de Domingo con la familia.
No costaba nada dar 10 minutos de gracia, y servir las copas que se negaron a servir, a todavia 10 minutos antes de la hora convenida. Mi actual marido se fue a quejar y le respondieron de forma "borde" que a 10 minutos del final, ya no servían ni una sola copa a nadie.
Un restaurante muy bonito, pero a falta de simpatía y empatía para una boda.
No lo aconsejo por este motivo.