El bar es muy bonito. Indicamos que deseábamos solo comer en barra unos caracoles y beber algo. Nos sentamos en los taburetes y pedimos una ración de caracoles. Yo pedí una copa de vino tinto. Pregunté por una carta para asegurarme de conocer los precios pero la encargada me dijo que me pondría "el de la casa", entonces dije mirándole a los ojos :"bueno, así no habrá que preocuparse tanto de los precios" y ambos sonreímos. Cuando llegó la cuenta por mi copa vino, un crianza de Rioja corriente, me cobraron la friolera de 5´49 euros. Me quedé atónito, un abuso que condeno sin paliativos, me parece que la encargada es una cara dura y que si un cliente, por precaución, le pide la carta de vinos, se lo tiene que facilitar, sobre todo para evitar abusos como este. En locales de este pelaje juegan con el desconocimiento del inocente cliente y, al pedir vino, casi se frotan las manos porque sin presentar carta de vinos, sin que el cliente conozca el precio, le pueden engañar, y es lo que ha hecho ésta cara dura, pueden cobrar abusando. Intolerable que en un local de hostelería de gran reputación te peguen un "palo" tan brutal, es vergonzoso, un abuso, un atropello y una injusticia, un insulto para el cliente que siempre está indefenso.