Viajamos a Barcelona con mucha expectativa, investigamos mucho donde cenar y encontramos los caracoles, lamentablemente hace mucho tiempo no recibía un servicio tan malo en un restaurante, al llegar lo único rescatable de la visita fue la atención por parte del portero, siempre fue atento.
Pese haber reservado varios meses atrás al llegar la espera fue terrible, varios que estaba ahí se marcharon ( nosotros decidimos esperar ) la propietaria aunque estábamos de primero ingresaba otras personas y ahí todo empezó mal, dándole prioridad a amistades a un grupo grande personas.
El salonero que nos atendió fue pésimo, no se preocupó por nosotros, la comida fue llegando por partes (éramos 4 ) de lo que pedimos le daría un 2 a la comida.
Para resumir no volveremos, no lo recomendamos y duele que un establecimiento con tanta historia se esté perdiendo por una mala cabeza y un mal servicio.
Si no fuera por los turistas que llegamos, seguirían abiertos ? No lo creo
Espero les sirva mi humilde opinión
Gracias