Después de leer tan buenas opiniones de este restaurante, decidí llevar a mi chico a cenar para celebrar su cumpleaños.
El local está decorado con encanto y está en un sitio precisoso del barri vell de Girona.
No es demasiado grande: para unos 30 comensales contando la terracita.
Los platillos estaban ríquisimos, aunque pedimos demasiado! Si no sois de comer mucho os recomiendo pedir unos 6 o 7 platillos para dos personas y dejar sitio para los postres.
Nosotros pedimos 4 tapas cada uno, más el postre y no pudimos terminarlas.
Pedimos un par de copas de vino blanco de la casa, que no estaba nada mal.
Todo eso, más los cafés , nos salió a unos 22 € por persona. Siendo un sábado noche en Girona,y con la calidad y variedad de los platos, la verdad es que no está nada mal.
La única pega es que el local se llenó muy rápido y me hubiera gustado estar un poco más tranquilos con mi chico... pero no se puede tener todo!
Repetiremos seguro.