El hotel está situado en un edificio emblemático al lado de la catedral. La ubicación es inmejorable. Cenamos una noche en el restaurante y realmente vale la pena: comida exquisita, servicio fantástico y la velada amenizada por un excelente pianista. Noche perfecta.

Y el bufet de desayuno, en tiempos de Covid es sensacional,

Estuvimos un día y nos fallaron rl coche en el parking (solo maneja el acceso al parking el personal del parador) . Dijeron que no fue allí, pero justo acababamos de reparar el frontal del coche. Te dicen que revisan las cámaras (durante las 20 h del coche allí? Seguro. . ) Sergio pésimo de atención al cliente. Somos amigos de paradores y no nos ofrecieron la típica Copa de bienvenida ni nos preguntaron. Horrible experiencia