No encontre en Santiago un dueño tan inhumano y pesetero como el de orella, fuimos la familia y la abuela esta en silla de ruedas porque le cuesta muchisimo estar de pie, la barra estaba medio llena y el "restaurante" vacio, ni un alma queriamos tomar un vino y cervezas con una racion de oreja, le comentamos al camarero si podiamos pasar adentro para que entrase la silla de ruedas de mi madre, el malcarado de la barra, osea el amo y señor del sitio nos dijo que solo era para cenar ... a las 8pm..??, le importo un bledo que hubiera un anciano en silla de ruedas, vivo en Santiago, recibo a docenas de amigos de España y del extranjero, pues el Orella murio para nosotros y este comentario sera repetido a todos los amigos de Santiago, que le vaya bien con los pobres turistas, con nosotros nunca mas