Vienes a Madrid y reservas en este restaurante por experimentar el conjunto de ambiente, comida+decoración+música cubana y cuál es nuestra sorpresa que al llegar nos instalan en la terraza del lateral cubierta sin música , donde nos iban acoplando a todos en mesas juntas y donde lo único que escuchabas era la conversación de las mesas de al lado en lugar de la música que brillaba por su ausencia. Les preguntamos si nos pueden poner dentro y dicen que es festivo y que dentro las salas esos días se reservan para eventos. Cual es nuestra segunda sorpresa cuando al ir al baño una hora después había clientes sentados en la sala, donde si había música por cierto, y no solo un grupo sino también alguna familia y pareja, habiendo mesas libres por cierto donde estábamos nosotros. En fin, una pena, desplazarnos para esto, pues bien podemos comer en cualquier tasca del barrio y por menos. La comida no estaba mal pero tampoco para tirar cohetes, al igual que la atención. Ya digo que si te cobran por un conjunto de cosas, al menos qie la disfrutes en su totalidad.