Nos quedamos 3 noches en el Hostal Rofer durante una escapada turística a Madrid. Nada más llegar, en recepción todo fueron sonrisas y amabilidad. Nos proporcionaron un plano turístico y nos dieron información sobre las zonas que ver.
La habitación no era demasiado grande, pero suficiente, así como el baño, que era pequeño, pero estaba muy limpio.
Quedé gratamente sorprendida con la cama, porque no es un colchón de esos en los que te hundes. Era muy, muy cómodo, he descansado casi mejor que en mi cama :P El aire acondicionado funcionaba muy bien y, en definitiva, para lo que se está pagando, quedamos más que satisfechos.
Esperábamos que el hostal fuese un poco ruidoso, pues es un piso (o varios, no sé) reformados para dividir las habitaciones, y las paredes son finas, pero yo apenas escuché nada: una noche una maleta entrando y, por la mañana, cuando ya estábamos despiertos, la recepción de algún huésped. La verdad, me sorprendió, aunque eso no es mérito solo del hotel, sino también del civismo del resto de huéspedes que se alojaban esos días.
El día del check-out nos facilitaron guardarnos las maletas unas horas para poder aprovechar el tiempo hasta que saliese nuestro autobús. De verdad, los chicos que lo atienden son A-MA-BI-LÍ-SI-MOS. Un verdadero encanto.
La situación es muy buena, en el barrio de La Latina, y aunque tuvimos la mala pata de que las dos paradas más cercanas de Metro (La Latina y Puerta de Toledo) estaban cerradas por estar la línea 5 en obras, no tuvimos problemas para movernos por allí.
Ha sido una estancia muy agradable en un alojamiento recomendable.