En nuestros viajes a Madrid (6-7 veces año) solemos decantarnos por este hotel. La parada de metro (Estrecho) más cercana está a unos 20 metros y al ser de la Linea 1 tenemos la posibilidad de dirigirnos a Atocha o Chamartin sin necesidad de trasbordos. El entorno ofrece asimismo la posibilidad de hacer compras de ropa a precios ajustados en las tiendas de la misma acera y también contamos tanto con restaurantes de comida rápida y con mayores pretensiones, caminando un máximo de 10 minutos. Igualmente y dando un cómodo paseo tenemos el Pº de la Castellana, c/ Orense y otras vías principales al alcance.
El hotel en sí cumple con su cometido y su categoría. Las habitaciones son pequeñas pero limpias y nuevas. El baño es amplio y los detalles que entrega el hotel (cuchillas, gel...) suficientes. La cama siempre ha sido cómoda y las vistas tampoco tienen mucho de espectacular, dándo o bien a un patio interior o a Bravo Murillo. El ruido exterior queda suficientemente aislado para garantizar el sueño nocturno, por lo que no debe ser motivo de preocupación tener la habitación orientada hacia la calle principal.
La sala destinada para el desayuno (incluído en el precio) fue cambiada y ahora se cuenta con más espacio. Hay un señor muy atento a las necesidades y consultas de los comensales, quien se encarga de limpiar y mantener dicha sala y accesorios en perfecto estado. Tenemos un poco de bollería, productos lácteos, mermelada, pan y poco más. Es bastante básico pero no se le pueden pedir peras al olmo y a veces en hoteles de superior categoría el desayuno tampoco es para emocionarse.
En resumen: Es una opción correcta, adecuada y con buena relación precio/calidad.