Este hostal lo recuerdo con cariño porque me sorprendió para bien.
No esperábamos gran cosa, de hecho sólo lo elegimos por ubicación (muy céntrico) y precio (tirao).
Cuando entras (una vez has dado varias vueltas para encontrarlo), tira un poco para atrás, porque el portal es super antiguo y encima es un 2º sin ascensor. Una vez tragas saliva y subes, te encuentras un sitio realmente pequeño y con una decoración algo chocante, porque es como de hace un siglo, en plan: "quiero poner mi hostal lo más ostentoso que pueda con lo muebles de mi abuela". Sin embargo, a su favor decir que a mi me pareció simpático.
El sitio ya digo que es pequeñillo, creo que tiene 11 habitaciones o así, pero lo que son los dormitorios están super bien. Salvo lo que digo, que pelin pequeños, pero suficientes, están muy cuidados y son super acogedores. Se esmeran mucho con la limpieza, y además es muy tranquilo de día y de noche. Las camas, cómodas.
Ah, muy importante y por lo que volvería, los dueños son extremadamente amables y familiares. Te hacen la estancia muy agradable, están muy pendientes de que todo vaya bien. No tengo más que buenas palabras para ellos.
Como sitio económico, cómodo y céntrico, ideal. Si buscas lujo y diseño, no. Si no puedes subir escaleras, olvídate.
A mí me gustó mucho.