La localización es buena, en la calle principal de Sorrento a unos 300m de las estaciones.
El edificio en realidad eran varios, a base de ampliaciones y no es accesible para PMR.
El personal de recepción era amable pero no eficaz, manejaban papeles como hace muchos años.
Los ascensores del edificio principal no evitaban escaleras, incluso tenían un tramo de ellas a ambos lados. Y desde luego en el anexo no había.
Los pasillos del anexo eran estrecho, con escalones, su iluminación era buenas y la identificación de las habitaciones era correcta.
La habitación individual era pequeña, con la cama adosada a la pared.
La distribución no era lógica.
La cama y la almohada, pese a ser viejas, eran cómodas.
La insonorización interna y externa era pésima, pues se oía a las otras habitaciones, el pasar del tren e incluso un extractor del edificio principal que se ponía en marcha de vez en cuando. Para colmo, el sábado llegaba música disco de alguna fiesta en el hotel o cerca
La iluminación era correcta y casi se podía dejar a oscuras la habitación.
Mobiliario de batalla y espartano.
La TV de unas 30" tenía muchos canales vía satélite en varios idiomas.
El aire acondicionado era inexistente y eso que hacia calor en la habitación.
El baño era poco o nada practico, pues ducha era pequeña con una portezuela que no se habría completamente.
La iluminación del baño era casi correcta.
La grifería era dura y difícil de regular, y las toallas eran correctas. El flexo de la ducha era duro, lo que hacía aún más incomodo ducharse.
El desayuno era pasable, sin ser bueno, de lo poco que se salva.
La Wifi funcionaba bien.
En resumen, un hotel para nada recomendable.