Ubicación inmejorable, a dos pasos del Duomo y en la zona comercial por excelencia de Milán. Es un hotel antiguo en que falla el cuarto de baño, con griferia muy antigua y en mal estado. El desayuno bueno con surtido de frutas de calidad, hemos encontrado a faltar una tostadora para hacer tostadas. Las habitaciones de tamaño correcto, se nota que es bastante antiguo por la utilización de llave metálica, no tarjeta, y sobre todo a mejorar como hemos dicho el cuarto de baño, los grifos de monomando iban duros y muy viejos, el secador de pelo anticuado, no acabas nunca de secarte el pelo si eres señora con pelo largo. No obstante volveriamos ya que en general hemos quedado contentos.Más
- Wifi gratuito
- Restaurante