tuve la suerte de almorzar en este simpático local ha e escasos días y he de decir que fue una muy agradable experiencia. Atendido personalmente por el propietario, nos sugirió una entrada y un primer plato a base de tartufo blanco recién traido de los bosques de alrededor de Asti! Es septiembre, claro. La carta está bien estructurada, con platos locales muy logrados, la bodega completa, tomamos un excelente barbera a precio muy contenido de 20€ la botella y un postre delicioso. Personal muy atento y servicial. Eramos tres comensales y el todo nos salió por 160€, incluyendo dos copas de asti espumante como aperitivo y una excelente grappa y moscato dulce acompañando al postre. Incluso nos invitaron a los cafés. De reseñar, el único restaurante con certificación para celíacos. Si caemos por Asti centro, seguro repetiremos.