Este hotel cuenta con un jardín dentro hermoso.
Me recuerda mucho a las casonas en Cuzco en mi amado Peru.
Entramos porque vi su patio hermoso y dije este lugar debe tener un patio adentro.
Y no me equivoqué. Una tranquilidad, una paz desayunar aquí dentro con los pájaros cantando y a tu alrededor una arquitectura de madera preciosa y unos balcones hermosos.
El desayuno estuvo rico y abundante y el precio para la calidad de comida, servicio buenísimo.