Parece una casa victoriana en medio de la campiña. Estuvimos en una especie de estudio en un edificio anejo. Es bastante amplío, con una habitación con dos camas y una habitación principal, donde se encuentra la cama de matrimonio y un pequeño saloncito con sofá. La decoración es bastante clásica, victoriana, pero resulta agradable y acogedor. Como el hotel esta en el campo puedes encontrarte con alguna araña. El desayuno lo sirven en una especie de salón añadido al edificio principal, todo él con ventanales, por lo que hay bastante claridad.
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