El hotel es pequeñito y muy agradable. Estuvimos tan a gusto que jugábamos a encontrarle pegas y, la verdad nos costó bastante. la cama supletoria era un poquito regular, echamos de menos aceite y tomate en el desayuno (olvidarse de eso es pecado en Grecia)... y no tenemos nada más negativo que decir.
Los recepcionistas y el personal en general son un lujo por su amabilidad y eficiencia. Uno de ellos, encantador, habla castellano perfectamente. Nuestra habitación era amplia y muy acogedora, con un baño estupendo y con una ducha de cine.
Si no te importa caminar un poquito, llegas a Omonia en diez minutos y a Sintagma en veinte; aunque en los aledaños del museo se ve un ambiente un poco desagradable, lo cierto es que es gente que está a lo suyo y que no se mete con nadie. Por otro lado, el hotel no está en medio de ninguna zona mala y es fácil evitar las calles con mal ambiente.
Si prefieres el metro, a tres minutos está la estación Victoria, una plaza muy agradable y nada turística donde cenar una tiropita y una cerveza te sale por cinco euros. Nosotros hemos estado en Atenas varias veces, siempre muy a gusto, la verdad, pero me resulta difícil encontrar una relación calidad-precio tan buena como la de este hotel.