El hotel es un establecimiento muy sencillo, sin lujos, pero impecablemente limpio y excelentemente llevado por una familia que se desvive para conseguir que los huéspedes se sientan a gusto. Pondré un ejemplo: el desayuno (que está incluido en el precio) es bastante sencillo, así que, al ver que no había fruta, fuimos a buscar algunas piezas que teníamos en la habitación; pues bien, la dueña, que se dio cuenta de lo que pasaba, se metió en la cocina y al poco tiempo salió con boles con melocotón para todos los clientes que estábamos en el comedor. Fue un detalle significativo del cuidado que tienen para que todo el mundo se vaya contento de allí.
Las habitaciones son sencillas, pero cuentan con todas las comodidades (televisión, aire acondicionado...) y algunas ya tienen los cuartos de baño reformados.Por otra parte, el hotel está excelentemente ubicado, a apenas cincuenta metros del centro de la ciudad y a diez minutos a pie del recinto arqueológico, da a una plaza tranquila y tiene un pequeño aparcamiento en la parte trasera.
En definitiva, es una excelente opción para aquellos que busquen un hotel familiar y amigable donde sentirse cómodo y realizar las visitas a la preciosa ciudad de Olimpia.