Estuvimos alojados en este hotel el año pasado y la verdad que nos dejó muy buen sabor de boca, así que este año, decidimos volver y estuvimos este fin de semana pasado. La verdad es que pudimos comprobar que las sensaciones vividas la primera vez, seguian intactas.
El hotel se encuentra a las afueras de Escaldes, muy cercano al nudo que te manda a la Massana o hacia Soldeu. En cinco minutos en coche, también llegas a la avenida Meritxell.
El personal de recepción es muy amable y cordial.
La decoración del hotel, es verdad que puede parecer "recargada" o pasada de moda, pero la verdad es que en hoteles de esta categoria, es un punto diferenciador pero resulta coherente en todo el establecimiento. Todo está en su sitio, limpio y bien mantenido.
Las habitaciones son, grandes, espaciosas, limpias y bien equipadas. Los amenities son muy completos e incluso te hacen un obsequio de bienvenida. El único "pero", es el baño. La bañera está bastante alta y tal como está dispuesta, puede provocar que caiga agua fuera. Uno de los responsables del hotel, nos comentó que habia habitaciones que ya disponian de plato de ducha, con lo cual este inconveniente quedaba subsanado.
El desayuno, fué bastante completo para mi gusto.
El hotel dispone de una piscina climatizada que nos quedamos sin probar pero esperamos que si lo podmaos hacer la proxima vez.