Dos noches fueron bastante para comprobar que el concepto hotel en Noruega no es el mismo que aquí. Durante el primer día de nuestra semana de viaje pensabamos que era un hotel pobre y llegamos al septimo día, después de visitar cinco hoteles más a lo largo de Noruega, cambiamos de opinión a aceptable. La cama era cómoda, la habitación relativamente amplia y el baño como todos, sin ningún tipo de lujo, funcional, su lavabo, inodoro, ducha sin plato y cortinilla de plástico, azulejo blanco, gres gris, en fin como la mayoria de hoteles al menos de esos precios. El desayuno correcto, ya que es igual que todos los que probamos, jamón, queso, y tenía bacón y salchichas!!!!! eso si nada de dulce pero correcto. La atención del personal normal. El parking al llegar dijimos coñ..... gratis, en la calle delante del hotel, pero no ya se encargan de cobrar diariamente que si no lo haces la multa es pequeñita, ya vimos como a uno le calzaban 700ñokis por el ala. En definitiva visto lo visto hotel ramplón pero la conclusión es que correcto para Noruega. La ubicación no está muy centrica pero tampoco lejos, de noche da un poco de cague ir porque es una zona como sombría y se nota que el barrio es un poco rarillo. Únicamente precaución. No se debe de confundir con el Anker hostel, que está pegado pero es un albergue.