A pesar de no hablar en español ni nosotros un buen ingles,hicieron lo imposible para que nos sintamos a gusto e integrados.El hotel es pequeño y muy pintoresco con sus diferentes desniveles y piscinas rodeandolo.Las habitaciones si bien no tienen lujo son muy amplias y con camas muy comodas.La comida no fue de nuestro agrado en la mayoria de las veces porque no estamos acostumbrados al picante pero mas de una vez cocinaban para nosotros sin condimento.Los shows que ofrecen a diario uno mejor que el otro,felicito a esas voces maravillosas .Volveria a este hotel por el duro trabajo y la dedicacion de su gente y a Barbados por la belleza de sus playas