Hotel familiar, trato agradable.
Reservamos una habitación cuadruple sin vistas al mar, al reservar me dijeron que era la
única familiar que tenían.
La habitación tenía un tamaño medio pero estaba muy anticuada con una decoración muy
rancia: mobiliario, cortinas, colchas, etc. incluso con muebles desconchados.
Las cortinas no evitaban que entrará la luz por lo que muy pronto, al amanecer estaba la
habitación completamente iluminada.
El baño era menos antiguo pero también tenía una miniluz y bañera con cortina. Todo estaba
limpio y la ropa de la cama y las toallas estaban nuevas.
Por esto considero que el precio por la habitación fue elevado.
El resto del hotel también estaba antiguo pero con mucho más encanto que nuestra
habitación.
El desayuno lo servían en un bonito comedor y estuvo bien, constaba de un pequeño buffet
frio más lo que quisieras pedir caliente.
Al hacer la reserva nos propusieron reservar una plaza de aparcamiento, cosa que hicimos.
Aparcamiento en la parte trasera del hotel, muy pequeño para unos 7 u 8 coches.
Tuvimos que dejar la llave para que pudieran mover nuestro coche en caso de que otro
huesped quisiera sacar el suyo.
El entorno del hotel es precioso, con un encantador acceso privado a la playa.
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