Pequeño y escondido local con sabor antiguo y muy acogedor. Buen trato y cócteles profesionales y de excelente calidad.

Pintoresco lugar (bar-museo) donde degustar infinidad de espectaculares cócteles, muchos de ellos de creación propia, ganadores de innumerables premios; elaborados con productos naturales seleccionados, muchos de ellos exóticos, y marcas de primera categoría.
Lástima que como se suele decir “Nadie es profeta en su tierra” y en los dos días del fin de semana que estuvimos (por supuesto que al descubrirlo tuvimos que repetir al día siguiente) me faltó ver el ambiente que creo que se merece. También es verdad que fuimos antes de la cena, personalmente prefiero la tarde para degustar una exquisita Piña Colada. Aunque también eso nos brindó la oportunidad de sentarnos en la barra y disfrutar viendo a Eloy elaborar meticulosamente sus creaciones y tener la suerte de que compartiera con nosotros parte de su interesante trayectoria, trucos, anécdotas y valiosas recomendaciones sobre la ciudad. Sintiéndonos como amigos de toda la vida de él y su encantadora esposa Loli.
Eloy se toma su tiempo porque lo suyo es una obra de arte indiscutiblemente y eso se aprecia en el resultado final. Cada uno servido y decorado apropiadamente. No puedo evitar mencionar los elaborados con los vinos, brandys e, incluso, vinagre de Jerez, los clásicos, con diferentes versiones y los tikis que te transportan a la Polinesia...
Sabiamente si te dejas aconsejar da con el cóctel apropiado según tus gustos o apetencia en dicho momento.
Hay mucho bueno por descubrir en el local Cubaname.

Ya he ido 3 veces, siempre que voy es mejor aún, Eloy siempre sabe ponernos el mejor cocktail, disfrutamos bastante. Deseando volver