No tengo palabras para describir La Molina. Es un oasis de paz en el Cabo de Gata. La casa, perfecta. Pulcra, y no le falta ningún detalle. La alberca, un lugar maravilloso donde refrescarte y descansar. Pero lo mejor de La Molina es su propietario, Alberto, un amigo solícito y atento, siempre dispuesto a ayudarnos. Nosotros viajamos con un bebé y su abuela, y nuestro bebé tuvo su cuna amorosamente dispuesta y la abuela su silla de playa expresamente comprada para ella. Alberto deja un poco de sí mismo en cada huésped. Una luna de miel atípica pero perfecta. Volveremos una y mil veces, seguro. El Cabo de Gata es mágico y en La Molina, más.
El lugar nos enamoró desde el primer momento: un auténtico cortijo ampliado para varias viviendas, con paisaje de sierra, pitas, árboles y flores. Nuestra vivienda era amplia, fresca y cómoda. El porche, el lugar preferido para desayunar, cenar y charlar. Aunque hay tele, no te apetece verla. El silencio, total, y la visión del cielo por la noche, alejándose unos pocos metros por la carreterita, es un lujo difícil de encontrar hoy día.
La alberca es inexplicable, tienes que entrar en ella para sentir el agua pura. La hemos visitado después de estar en las magníficas playas de Cabo de Gata, porque era irresistible terminar el baño del día con un chapuzón en la gran alberca.
Alberto, un amigo. Esperamos volver al cortijo y compartir más buenos ratos. La comida improvisada del último día con Loli y Alberto debajo del árbol, no la olvidaremos nunca.
Gracias por mantener el lugar tan auténtico y por vuestra buena compañía.
¿Cómo de fácil fue reservar la propiedad? | ¿Fueron útiles las indicaciones para llegar a la propiedad? |
¿Fue fácil recoger las llaves/acceder a la propiedad? | Estado general del alquiler vacacional |
Colchón y ropa de cama | Cocina y utensilios |
Limpieza del baño | Otros servicios e instalaciones |
Servicio |
Con amigos | Personas con discapacidades |
Viajeros mayores | Familias con niños pequeños |
Grupos numerosos | Personas con mascotas |
Se tratada un complejo de 4 casitas situado en un cortijo cerca de Pujaire. El cortijo es amplio y destinado principalmente al cultivo ecológico de olivos. En la zona de las casitas hay una alberca que hace las veces de piscina, un chapuzón en ella merece la pena. Hay también un pequeño huerto donde se cultivan frutas y hortalizas. La casita donde nosotros nos quedamos tiene un salón-cocina amplio con todo el equipamiento. Además tiene un baño con una dicha espléndida y un dormitorio con una cama de matrimonio y otra individual. Además en el salón hay un sofá cama. La casita tiene también un agradable porche con mesa y sillas.
Para nosotros la estancia fue una experiencia muy positiva. Desde el cortijo puedes hacer excursiones en el coche hasta cualquier lugar. La playa más cercana está a 3 km en Pujaire hay bares y un supermercado. El dueño del cortijo nos hizo la estancia muy cómoda, así da gusto.
Un auténtico 10 de alojamiento.