Es un alojamiento correcto, muy agardable y que recupera las construcciones tradicionales en impluvium de los diola. Las habitaciones están puestas con mucho gusto y muy limpias y aunque tiene "duchas africanas" estas están más que correctas. La comida muy buena y lo mejor las personas que trabajan en el mismo: Buniss, Adama, Soni, Gieneva,.... todos los miembros de la familia Diatta con encantadores.
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