Una experiencia inolvidable. Despertar con las vistas a los Picos de Europa y el cantar de los pájaros no tiene precio. Este lugar tiene encanto por sí solo pero el personal hace que sea aún mejor. Pudimos ver la granja donde tienen ovejas y corderitos, el llagar y jugar al billar en su sala de juegos. Almohadas de calidad y calefacción en todas las habitaciones. Lo recomendamos para una escapada de desconexión en la naturaleza.