En el pequeño pueblo de Siresa en pleno Valle de Hecho. Se cree que es uno de los monasterios más... leer más
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Es un rincón de arte que conserva historia desde su construcción en el s IX a XII hasta nuestros... leer más
Cuna del reino de Aragón, enclave fantástico con un entorno extraordinario muy agradable de recorrer en carretera con el Pirineo al fondo y los valles frondosos.
El monasterio somero pero con encanto cargado de historia donde se crió el rey de Aragón.
Muy recomendable tomar un café en el bar del pueblo y disfrutar de la tranquilidad e historia
Monumento muy bien conservado con auténticos tesoros artísticos en su interior. Muy recomendable la visita guiada.
Los historiadores no tienen claro la fecha de creación de este lugar espiritual, puesto que unos la dan en tiempos de los visigodos, (siglo VII), otros en época del inicio del condado de Aragón, (siglo IX), y otros en plena creación del reino de Aragón, (siglo XI), pero lo que se seguro es que debajo de la actual iglesia existió una más antigua, (a pies de esta), donde se puede ver una estructura de tres naves con un ábside rectangular. Pero lo que es totalmente seguro es su primera documentación escrita sobre su existencia, la cual aparece en el año 833 en unas donaciones efectuadas por el conde Galindo I Garcés de Aragón, señor de este territorio.
En el año 1077 se convertirá en capilla real, convirtiéndose en un importante lugar de poder, donde años más tarde llegará a su máximo esplendor, (siglo XII), iniciándose nuevas ampliaciones las cuales convertirán el templo en una nave de grandes dimensiones de planta de cruz latina, dividida en tres tramos, toda cubierta por bóveda de medio cañón, con un bonito crucero con cimborio, y con un ábside semicircular, cubierto este con bóveda de horno. Destacan de estas obras el trabajo hecho en su puerta principal donde encontraremos un cuerpo que se avanza del nivel de la fachada, rematado con una pareja de arcos de medio punto, teniendo además un pequeño campanario y en el tímpano de esta puerta figurará un bonito crismón.
Hay que destacar, (entre otras cosas), sus retablos góticos de la “Santísima Trinidad” y de “San Juan Evangelista”, (siglo XV), su “Virgen de Siresa”, talla románica de madera policromada, (siglo XIII), el “San Cristo”, talla de madera policromada, (siglo XIII), y la lápida romana de mármol blanco que nos describe el problemas que tenían en el mantenimiento de la vía romana que pasaba por esta comarca, (siglo IV).
El sitio emana tranquilidad, con sus cantos gregorianos de fondo. Una visita imprescindible si estas por la zona, arte románico.
Pésima información. En septiembre, estando por la zona, nos acercamos dos veces en el horario de visita que indicaban en un cartel, las dos veces estaba cerrado. Muy mala información, un desastre de organización. Pido a quien este encargado que sea más consecuente con lo que indica sobre los horarios de visita. El edificio por fuera es bonito.
Vale la pena, muy bonito por fuera y por dentro. Si se puede coger visita guiada, preguntar en oficina de turismo de hecho.