La situación de la casa es un pueblo bien situado en cuanto a acceso a carreteras, de manera que hace fácil visitar , en espacio de no excesivo tiempo, todo el bierzo (con númerosos espacios naturales) sino también de Asturias o Galicia. Tiene los servicios mínimos indispensables, excepto farmacia que no queda retirada, debido a la cercanía con su convecina Fabero. Ponferrada está supercerca también, pequeña ciudad cosmopolita y con todos los servicios inimaginables. Se pueden hacer rutas vitivinílocas por la zona, no os decepcionará. Especialmente destaca el Palacio de Canedo.
Destaco su rica gastronomía: cachopo, crema castañas, etc y el buen trato de sus gentes; te hacen sentir como en casa.
En cuanto a la casa, se descansa de maravilla y tiene buena calefacción; bien es cierto que en Septiembre, ha hecho un tiempo excepcional. Material de abrigo como mantas y demás para los frioleros, hay más que de sobra.
Sus tres baños supercompletos, incluso con secador para el pelo, hace imposible la cola de espera.
La cocina supercompleta también, donde se ha sabido conjugar la cocina de antaño con los aparatos de hoy en día.
Además su dueño, Juan Carlos, estaba al detalle de cuanto se necesitara y nos agasajó a nuestra llegada con una bonita sorpresa; que permitidme no desvele.
El valor añadido de esta casa además y no es poco, es que permite no tener que desprenderte de tu mascota y por cierto, estando en esta zona disfrutarán tanto como vosotros.
Os animo a ir y respirar tranquilidad, descanso y a coger cualquiera de las alternativas de ocio que no sólo ofrece la zona, sino la propia casa.

La casa está genial, el dueño muy amable, con todos los detalles posibles, nos regaló una empanada y vino. La casa está muy limpia, los colchones son buenos y en general es bastante cómoda, al menos en verano. El problema es el pueblo, está a una media hora en coche de Ponferrada de manera que todos los días lo primero que había que hacer era bajar a la autopista y lo último subir al pueblo ( una hora extra de viaje ). Señalar también el tema de los niños pequeños que en agosto juegan en todo el pueblo, incluida la puerta de la casa, hasta las 2-3 de la madrugada, y si vas hasta allí, buscando tranquilidad y silencio... Es una pena que una zona tan bonita no haya desarrollado el potencial turístico que tiene.

El trato es espectacular. Cuando llegas te encuentras una empanada deliciosa y un vino estupendo.
La casa está genial, con detalles más que auténticos, propios del pueblo y de la familia del dueño.
El pueblo es muy acogedor, perfecto para unos días de tranquilidad.
Se pueden dar unos paseos entre castaños que no se pagan con dinero.
Sin duda un lugar más que recomendable!!!