Este restaurante es una apuesta segura.
Destaca la calidad de los productos y la impecable forma de prepararlos. Hay que hacer mención especial a los postres, es de los escasos restaurantes de Salamanca que siguen elaborando ellos mismos los postres y no te endosan uno congelado o precocinado como hacen en la mayoría. El tatín de manzana esta delicioso.
También es importante el servicio que ofrecen. Para mi criterio es amable y profesional.
Buena relación calidad - precio.
La única pega, que está a 20 km de Salamanca.
Repetiremos una vez más.
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