Elegimos el restaurante por la puntuación y la cantidad de reseñas que tiene en google sin embargo no sabíamos a qué atenernos al llegar y decir que no era algo que nos esperábamos es poco.
Desde que llegamos hasta que nos fuimos lo único que se sentía era paz, desde el dueño hasta el gatito que apareció a mitad de la cena. Todo emanaba paz y tranquilidad.
Nosotros pedimos la especialidad de navidad. Mis padres pidieron raviolis rellenos de espinaca y ricotta con filete de pez dorado, mi hermana pidió tagliatelle con filete de pez dorado y yo pedí gnocchis con filete de pez dorado. Cada uno tenía un sabor único y delicioso aún cuando todos estaban hechos con la misma salsa. Nos sorprendió la explosión de sabores que cada plato presentaba. Al tiempo pedimos un vino rojo que estaba igual de rico que la comida. El dueño al ser nuestra primera vez nos regaló unas bruschettas de entrada las cuales estaban frescas y sabían muy rico. Los ingredientes de todos estos platos se sintieron frescos. La verdad es que no se como más expresar lo rica que estaba la comida y lo bien que la pasamos. Se lo recomendaría al que fuera.
- Hay dos cosas para tener en cuenta:
1. El restaurante queda en el segundo piso de la plaza y aunque tiene paredes, techo, etc sigue siendo al aire libre. Tiene una buena ventilación. El lugar en si es pequeño, no se sintió de esta manera ya que cuando estábamos ahí no habían tantas personas pero en el momento en que si las tengan puede llegar a sentirse apiñado.
2. La calle en la que se encuentra es muy angosta, no hay manera de encontrar parqueo sin embargo pueden dejar el carro parqueado al comienzo de la calle en la playa. El lugar se siente seguro y protegido.