Estuvimos el pasado mes de septiembre para celebrar nuestro 20 aniversario. El hotel es un riad situado en plena Medina de Marrakesh. El hotel cumplió con todas las expectativas que teníamos después de leer otras opiniones .Nos recibieron con un te buenísimo en el patio del riad sentados junto a la piscina así como con unas toallas húmedas para refrescarnos del viaje.Estábamos alojados en la suite Eucaliptus y cuando entramos en ella vimos que la habían decorado con pétalos de rosas y velas encendidas, una pasada. La decoracion de las habitaciones y de las zonas comunes es estupenda y con detalles de lujo, como los artesonados de los techos, las tapicerias y sus brocados etc,...Esa misma noche nos organizaron un menú típico para cenar bueno y abundante en una de las terrazas superiores. La terraza más alta tiene una zona estilo chill out y es una auténtica gozada descansar allí cuando vuelves de callejear durante el día y ves como va cayendo el sol mientras oyes la llamada a la oración tumbado en una de los grandes sofás. Por todo el riad hay fruta fresca disponible para tomar en cualquier momento. Si necesitas agua solo tienes que pedirla o te la ofrecerán cuando salgas del riad. Hay agua embotellada en la habitación para beber y para lavarte los dientes.
El trato del personal es más que familiar. Te hacen sentirte en un auténtico oasis de tranquilidad frente al caos que reina en la ciudad . Tanto Yahaira como Valentina se desviven porque te sientas a gusto y como en casa y dirigen al resto del personal para que colaboren en esa dirección. Frente a hoteles de muchas estrellas de Europa que no lo ofertan, en el riad el wifi es gratuito y funciona, no sólo en as zonas comunes, sino incluso en la habitación.
Las camas son muy cómodas y no hay problema en pedir las almohadas que necesites que aparecerán inmediatamente. La ropa de baño es de gran calidad y se agradece darse una ducha al regreso y envolverse en las toallas y albornoces del riad.
El desayuno es abundante, con especialidades locales y riquísimo. Es más, incluso sin tener cena acordada una noche pedimos una cena sencilla y no hubo ningún problema, todo lo contrario.
En el mismo riad te facilitan excursiones y guías para la ciudad o para el valle de ourika como fuimos nosotros. Cuando sales el primer día te dan un móvil con los números del riad por sí necesitas algo o te pierdes para que el personal del riad te ayude y te vaya a buscar. Un lujo.
Sólo tenemos palabras de agradecimiento. Es un hotel terapéutico. Un auténtico remanso de paz entre el bullicio de una ciudad caótica y en continuo movimiento. Una experiencia para repetir siempre que se vuelva a Marrakesh. Debería ser parada obligatoria cuando se visite Marrakesh.