Había oído que este restaurante había sido galardonado con un premio a la "mejor cocina turca" el año pasado, y como a mi novio y a mi nos encanta disfrutar de la buena comida, decidimos darnos el capricho y reservar para su cumpleaños aprovechando que coincidía con el fin de semana que ibamos a estar en Estambul. No obstante, nos llevamos una gran decepción.
En primer lugar pedimos "mezze" calientes y fríos, pensando que se trataría de entrantes variados tipo degustación, y nos encontramos con que lo que nos pusieron como entrantes calientes fue lo siquiente: croquetas bastante vulgares, gambas orly, algún calamar a la romana que ni siquiera estaba muy allá y cosas del estilo.
Como entremeses fríos nos pusieron media lechuga iceberg entera, sin más, recubierta por encima por dos láminas de ahumados (bacalao, salmón...).
Ninguno de los entremoeses nos pareció ni muy tradicional turco, ni muy elaborado, más bien batallero, la verdad.
Los segundos fueron algo mejores, pero desde luego no estuvieron al nivel del precio que nos cobraron ni de la categoría que se supone que tiene el restaurante. Pedimos lubina y cordero. La lubina estaba buena, pero no tenía nada de especial, lo cual no es malo de por si, pero cuando vas a un buen respaurante esperas un plus, un plus que además estás pagando: que te sorprendan con una salsa que realce el sabor del pesacado, que mezclen la lubina con un ingrediente insospechado ( no mezclar por mezclar, sino mezclar con acierto), o que el modo de cocinar el plato le de un sabor diferente e inusitado, y lo que nos pusieron no lo fue. En cuanto al cordero, éste sí que estaba especial, jugoso tierno y sabroso, pero venía con un puré, creo que de berza, que no estaba bien procesado y tenía hasta grumos; lo mismo sucedió con la "creme brulé" que pedimos de postre, estaba grumosa y bastante desagradable. La baklava de naranja tampoco nos gustó demasiado, pero creo que se debe a que la corteza de naranja confitada no nos emociona a ninguno de los dos.
En resumidas cuentas en lo que a la comida respecta salimos muy decepcionados.
Por lo demás, el lugar donde está emplazado el restaurante es increible y cenar en la elegante terraza del restaurante a orillas del Bósforo con aquella iluminación tenue y cálida de las velas es un privilegio. Además los camareros fueron muy atentos y seviciales.
Mireia (Bilbao)
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