Es un hotel que sorprende. Como siempre las apariencias engañan. Con un exterior normalito todo cambia al entrar en él. El ambiente es cálido y la atención inmejorable. Desde el primer instante se preocupan de que la estancia sea lo más agradable y provechosa posible. Uno nunca nota la frialdad de las grandes cadenas de hoteles, bien al contrario a uno siempre lo tratan con cercanía. No es la primera vez que acudo a este hotel y siempre me reciben con una sonrisa y me llaman por mi nombre de pila. No es la casa de uno pero la lejanía se hace mucho más soportable así.
Capítulo aparte es la comida donde se nota un especial cuidado. Uno puede comer alli a la carta con especialidades sorprendentes como simplemente tomar su menu que nunca defrauda.
En fin, todo siempre es mejorable pero la atención recibida hace olvidar cualquier pequeño defecto que pueda uno encontrar.
Altamente recomendable
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