Pasamos dos noches en esta casa, porque la verdad es que aquí uno no se siente en un hotel. Al llegar nos recibió Katrina muy cálidamente y con la mejor limonada que he probado en mi vida.
Estuvimos en la habitación rosa, de dimensión pequeña pero lo suficientemente cómoda, el baño privado fue una de las cosas que mas me gustó, al bañarse uno podía ver el cielo, era abierto. La casa tiene solo cinco habitaciones, por lo que la atención es excelente, y personalizada, especialmente la de la atenta Katrina que fue con la que mas tratamos, pero todos son muy atentos.
Uno puede acceder a todos los sectores de la casa como si estuviera en su casa, tanto es así que puedes comprar alimentos en el supermercado y guardarlos en las heladeras de la cocina. La casa esta muy bien decorada y es muy pintoresca. La ubicación es inmejorable para recorrer la ciudad amurallada. El desayuno es muy bueno, puedes elegir desayuno americano o cartagenero, les recomiendo el jugo de tomate de árbol o el de lulo.
Lo único que voy a criticar es que las habitaciones no tienen postigos o black out, por lo que cuando amanece entra bastante luz en la habitación y dificulta el sueño. El wi fi dentro de la habitación rosa no llegaba. Excelente relación precio calidad.Más
- Wifi gratuito
- Parking gratis