Además de los comedores interiores, la terraza y el balcón justo sobre la complicada entrada al puerto de Jaffa ofrecen el disfrute de la comida junto con inolvidables vistas. La carta es suficiente y los platos están bien preparados y presentados. No es un restaurante de alta gastronomía pero si muy recomendable para ocasiones informales. Precio correcto y buena nota al personal.
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