Estuvimos a fines de enero. Pleno verano. En la habitación que da al mar. La vista es increíble, pero durante el día hace muchísimo calor adentro. Ya que no cuanta con aire acondicionado. Nada grave, pero durante el día hay que estar afuera. A la noche dormís 10 puntos, la siesta, abajo de un árbol. El lugar está a dos cuadras de un almacén que venden comida hecha. Caminando también se llega a 3 restaurantes accesibles. La playa es la pública, HERMOSA. Muy tranquilo. No se escucha nada durante todo el día. Mimi es la recepcionista y es un amor! Nos ayudó en todo momento. Es uno de los alojamientos más económicos de Bora Bora. Y está más que bien.