Estuvimos aquí cuatro noches a principios de diciembre. El hotel es céntrico, cerca del lago y el centro cívico con muchos restaurantes por los alrededores. No obstante las habitaciones son diminutas. Me sentí claustrofóbico ahí. El baño también es diminuto, y la estera de goma que hay en el baño no era muy práctica para la ducha. El hotel dice que tiene aire acondicionado pero tú no tienes un control personal de la temperatura de la habitación. ¡Creímos que nuestra habitación era demasiado caliente pero la dirección no cambió el ajuste porque nadie más se lo pidió, por lo que tuvimos que dejar las ventanas abiertas y permitir que entraran un enjambre de moscas cuando volvimos al día siguiente! El desayuno no está mal, con un bufete de panes, jamón, queso, huevos, cereales y ensalada de frutas. No creo que la puesta de sol merezca lo que pagamos por estar ahí (110 australes por noche) comparado con los otros lugares que estuvimos en Argentina (pero parece que lo mismo se puede decir con cantidad de hoteles de Bariloche).